Si firmo la baja voluntaria, me volverán a llamar ¡no, no y no!

El caso  propuesto, lleva ocurriendo desde siempre, pero en los días que vivimos se ha convertido en algo que pasa en la mayor parte de las empresas casi diario. Un buen día nos cita nuestro jefe/a en su despacho para comentarnos algo. Con cierto temor  acudimos, y tomamos asiento a la espera de que nos informe de lo que ocurre. La conversación se centra principalmente en la situación que atraviesa la empresa actualmente. La empresa no va bien del todo y es por ello por lo que cuentan con ciertas dificultades económicas. Ha pesar de que no quieren prescindir de nadie. Es entonces cuando tras varias reuniones de la dirección y largas horas estudiando el caso, se les ocurren varias ideas. Entre esas ideas, cabe destacar una de ellas, que no es más que otra que el trabajador firme la baja voluntaria y que en poco tiempo será avisado para que se reincorpore de nuevo en la empresa.

El trabajador tras recibir la noticia, siempre teniendo presente el temor a perder en su totalidad su puesto de trabajo, y angustiado por la situación económica accede a la petición del empresario. Pero, ¿Qué consecuencias reales tendría el firmar dicho documento por parte del trabajador?

Las principales consecuencias de firmar bajas voluntarias son las siguientes:

– Pérdida del derecho a prestación por desempleo
– Pérdida del derecho a antigüedad en la empresa
– Pérdida del derecho a indemnización por contrato temporal (en 2014 son 11 días de salario).

¿Qué debería hacer el trabajador dado el caso?

1. No firmar NADA
2. Grabar la conversación en audio/video, si intuimos una situación ‘no habitual’.
3. Contactar con un Abogado o Graduado Social experto en la materia. Es imprescindible actuar con rapidez y agilidad, y ponerse en manos de un buen especialista en dicha materia dado que en procesos de despidos existen plazos muy cortos, superados los cuales es imposible reclamar nada.